Más que un sentimiento

El sábado cogí un autobús a las 7 de la mañana para desplazarme hasta Murcia donde el Menorca Básquet se jugaba la permanencia en ACB. Fueron ocho horas, pero la causa merecía el esfuerzo. 56 menorquines estábamos en el autobús y éramos como hermanos. Buen humor y un ambiente que nos recordaba a los estudiantes que estamos exiliados en Barcelona que el verano y el volver a casa se acercan. El partido fue brutal. En total nos habíamos desplazado más de 500 isleños y el Pabellón de Deportes de Murcia temblaba cada vez que cantábamos. Desgraciadamente el Polares, nuestro rival, quiso tocar las narices y limitó las entradas para nosotros. Llegando a dejar las gradas medio vacías. Una vergüenza y un no saber perder. Seguramente falló la organización por parte del Menorca, es algo que se debería prever para la próxima vez. Porque este club mueve mucho más que masas, es el coraje de una isla, las sensaciones de los que viven el basket. Mucho más que un sentimiento.