Fiebre del lunes por la mañana

Con el reciente recuerdo de John Travolta en la mítica película de John Badham (la vi el sábado por la noche, curioso), el lunes me dispuse a estudiar en la biblioteca de la Facultad. Ja,ja,ja. ¿Biblioteca? El Staying Alive todavía rondaba mi cabeza al abrir los apuntes de Corporate Comunication (Sí, en inglés queda más interesante), cuando el ruido de unos tacones lejanos me disturbó por unos segundos. Una muchacha entró, como si del Club 57 se tratara. Pantalones ajustados. Blusa a medio cerrar. Y unos tacones que ni a las 2 de la madrugada en los alrededores del Camp Nou. Y no me refiero a las botas de Ronaldinho. Lo mismo con el maquillaje. La biblioteca, ese sagrado templo del silencio, se transformó, en un momento, en la sala The Loft de Razzmatazz. No sé si la chica en cuestión venía a ligar o a estudiar. Aunque el Tony Manero que la precedía, bien podría ser su novio, o su pareja de baile. Bueno. La mañana pasó tranquila, aunque me di cuenta de ¿para qué necesito ir a la Pasarela Gaudí, si puedo ir a la biblioteca de una universidad privada?

STAR WARS VII

"Hace mucho tiempo, en una galaxia lejana, muy lejana" unos poderosos caballeros, los Jedi desafiaban la tiranía del Emperador, que planeaba conquistar toda la Galaxia. Se llamaba Darth Sirius Alberto Fernández. A él pronto se alió un antiguo Jedi, Anakin Portabella, que optó por pasarse al lado oscuro, el de la oposición. Los caballeros Luke Hereu Walker y Obi Trias Kennobi, luchaban para mantener el orden dentro de la República de Catalonia. La princesa Leia Montilla exige ayuda a Hereu Walker y Trias Kennobi, para llevar a cabo la restauración de la República. A su cruzada se unen C3PO Saura y R2D2 Rovira. El interés mueve a Han Piqué Solo que lucha, al principio, por beneficio propio, pero que acaba entrando en razón y, muy camuflado, mira por el bien de la República. Otro personaje entrañable es Chewakka Rivera. Entre todos, juntos pero no revueltos, intentarán llevar el éxito a la República.

Raúl Bolsón

“Para definir los cánones hay que ser alguien con autoridad”. Recupero esta frase de clase de Periodismo de Opinión, para hablar de Raúl González, el capitán del Real Madrid. Hace ya un año que el ‘7’ no va convocado con la selección y todo por puro capricho de el Gandalf de pacotilla, ya saben, Luis Aragonés. Él ve cosas que nadie ve y no ve lo que todo el mundo. Desde que dejara al madridista fuera de la primera convocatoria, Raúl no ha hecho sino recuperar su nivel de juego y su olfato de gol. Algo que le caracterizó en los 102 partidos que ha disputado en la selección, ya que ha marcado 44 goles. Por favor, Gandalf, aparta un poco tu demencia senil y devuelve el ‘7’ de la selección a su eterno portador. Puede que no te devuelva el anillo, pero seguro que anima y espabila al grupo de monjas marianas que tienes por selección ahora. Vease el partido ante Letonia. He dicho.

Teletubbies, mujeres y caramelos

En Polonia han iniciado un estudio para determinar si Los Teletubbies inducen a los niños a la homosexualidad. El foco del problema reside en Tinky Winky, el bicho lila, que se pasea por Teletubilandia con un bolso rojo. Vale. Mi generación, la que le sigue y la de hoy en día, presumen de infancia gracias a Bola de Dragón. Ninguno de nosotros ha salido volando por la ventana, ha soltado un Kame Hame Ha o se ha pasado horas gritando al cielo en busca del nuvol kinton. Nadie ha dejado todo atrás buscando unas bolas de las que emane un dragón verde y enorme para pedirle tres deseos. No. Como mucho, un deseo, y el dragón sale después de tomarse unas pastillitas o fumarse alguna sustancia estupefaciente. Reconozco que en mis tardes de colegio los Teletubbies eran fieles compañeros del panecillo con chocolate y del zumo de pera. Y me gustan más las mujeres, que un caramelo a un tonto.

noticia: http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=410562&idseccio_PK=1007

SuperAndoni

Tengo vagos recuerdos de un héroe. Lucía el ‘1’ en la selección española de fútbol, así como en el Barcelona. Era alto, y aunque no destacaba por su rapidez, siempre estaba bien colocado y atento al juego. Era grande sin necesidad de protagonizar antológicos anuncios de televisión. Las revistas del corazón jamás le colaron un gol. Su vida privada giraba entorno a Anne, su mujer. Era vasco de los de pura cepa. De los que cuando sabían que se había equivocado, pasaban rápidamente de página, apelando a la especial forma de ser de los del norte. Un buen día, el 25 de junio de 1998, decidió poner punto final. Yo tenía trece años y no sabía nada de periodismo. Él era Andoni Zubizarreta, tenía 37 años y en ese momento lo dejé de ver como un simple portero de fútbol. “Señores, suena el timbre. Se acabó el recreo. Sólo queda decir adiós y hasta siempre”. Tras esto, lloró. Dejó de ser humano y pasó a estar al lado de Spiderman, Batman y Son Gokuh. Pasó a ser uno de mis héroes.

El misterioso caso de las rubias platino

En el Caprabo de la calle Escorial las cosas han cambiado mucho en una semana. Donde antes había legumbres, ahora hay patatas. Las colonias y perfumes han dejado su lugar al papel higiénico, y lo que eran siete dependientas, ahora parecen una y clonada con saña. Por el mercado se pasen siete sudamericanas teñidas de rubio platino. Las raíces caucásicas no les favorecen a todas por igual. No hay que ser malo, pero es que a uno se le quitan las ganas de ir a comprar al ver este recibimiento. También resulta curioso cuando coinciden tres en las cajas, a la hora de cobrar. Están más preocupadas en salir cinco minutos antes, que en devolver el cambio bien. Supongo que es cuestión de dedicación. Claro que el que siembra vientos, recoge tempestades. Luego no se me vayan a quejar. Y es que el ambiente parece más cercano a Pepi, Luz y Boom…, que a un supermercado.

Maldigo las sesiones infantiles

No es oro todo lo que reluce. Si a alguien se le ocurre la fantástica (fanática) idea de ir al cine a la sesión de las 16 horas de un sábado, pensando que no habrá gente...¡se equivoca muy mucho! Y si además, el susodicho individuo padece fobia a las multitudes y a las muchedumbres, como es el caso de un servidor, peor. La sesión de las 16 horas es la destinada a los niños. Ese espécimen que debe estar en casa a las 20 horas y que durante una pinícula hará saber al respetable que se aburre, en reiteradas ocasiones. Si alguien se atreve a cruzar el umbral que denuncio, que se cure en salud y se prepare para estúpidas coletillas de la serie de moda que estropearán cualquier atisbo de clímax, ruido de palomitas, pipas y chicles. Y si a alguien le condena el destino a acompañar a un hermano, primo o hijo (protección, my friend), siempre puede optar, como hizo la mujer que se sentó a mi lado en mi última sesión infantil, por colar varias cervezas y racionarlas para que te hagan el trago más fácil de pasar.