El tema de éstas Jornadas Blanquerna ha rondado el miedo entre los medios de comunicación. La conferencia de las 12 del pasado jueves trataba sobre los problemas con que se encuentran los informadores en Rusia. Tanto Oksana Chelyseva, como Marina Litvirorich confesaron que a la hora de llevar a cabo su trabajo se sienten cohibidas por el gobierno de Vladimir Putin y lo calificaron de “régimen absolutista”. ¿Cómo puede ser que en el siglo XXI existan todavía esta gente? Dentro de la competencia de la Unión Europea debería estar la labor de impedir estos hechos, ya que a los constantes abusos de poder se suma el engaño a la población. Las periodistas hablaron de informes oficiales falsificados para omitir fallos estratégicos. Creo que el máximo organismo continental debería condenar estos hechos a la par que erradicarlos. La información es un derecho, no un privilegio.
Link con información del caso más sonado de extorsión al periodismo ruso:
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